DISCIPLINA ESCOLAR
En los establecimientos escolares es indispensable respetar las normas, para que los procesos de enseñanza/aprendizaje fluyan de la mejor manera. Una forma de lograrlo es mediante la disciplina positiva, la cual pretende promover un comportamiento ajustado a la normativa a partir de la participación democrática de los alumnos en los procesos pedagógicos que tienen lugar en la escuela.
El primer paso consiste en establecer normas claras y consensuar las pautas éticas para garantizar que los estudiantes comprendan completamente lo que se espera. El siguiente paso es usar la crítica constructiva para inculcar comportamientos que favorezcan el entendimiento, la cordialidad, el compromiso y el buen trato. Por ejemplo, se les debe explicar a los estudiantes con bajo rendimiento cómo el no seguir las instrucciones y no cumplir con los compromisos adquiridos, afecta su desempeño, para luego ofrecer orientaciones y sugerencias útiles para mejorar el desempeño académico.
El refuerzo positivo en el tema de la disciplina es muy importante, ya que motiva a los alumnos a cumplir con las normas y acuerdos establecidos. Es muy probable que algunos estudiantes sean desordenados y alienten el mal comportamiento, pero en estos casos las promociones, las recompensas, y otros tipos de refuerzo positivo hacen ver a los alumnos que actuando de manera correcta pueden conseguir premiaciones gratificantes, lo que inspira a los alumnos a trabajar con más entusiasmo y responsabilidad.
La disciplina escolar positiva es un enfoque integral que se utiliza para enseñar en lugar de castigar y, como resultado, ayuda a los estudiantes a tener éxito y prosperar en la escuela. Las escuelas que asumen esta concepción previenen comportamientos negativos y riesgosos, además de promover el comportamiento positivo de los alumnos.
La disciplina escolar positiva se integra en las políticas, programas y prácticas de una escuela y se aplica en todo el sistema escolar, escuela, familia y comunidad, para crear un entorno de aprendizaje seguro y de apoyo para todos los estudiantes.
Por el contrario, la disciplina negativa consiste en algún tipo de castigo, como la crítica despectiva, la degradación, la pérdida de puntos en una evaluación, la suspensión o expulsión de la escuela. Lo último que se debe aplicar es la disciplina negativa. No es conveniente que los estudiantes se sientan como si estuvieran siendo atacados de manera reiterada.
Durante mucho tiempo, las expulsiones han sido utilizadas para atender los problemas de comportamiento de los estudiantes. En ocasiones los alumnos sienten que fueron suspendidos y castigados de manera injusta. No se pueden pasar por alto esos sentimientos, incluso si no tienen la razón, sobre todo porque habría que tener en cuenta que estos niños y adolescentes son personas que deben formarse para afrontar un mundo cada día más complejo, donde el desarrollo de la personalidad no debería verse truncado o afectado por un mal manejo de la pedagogía y la enseñanza.
Hay que valorar que puede tratarse de niños o adolescentes que tienen problemas familiares, sentirse amenazados por algún otro compañero o sencillamente ser víctima de ciertas hormonas alborotadas que están causando variaciones emocionales.
Lo recomendado es avanzar por el sendero de la disciplina positiva, este enfoque se centran en el fortalecimiento de la capacidad de los estudiantes para establecer y mantener climas escolares seguros, saludables y de apoyo para reducir y prevenir el comportamiento inapropiado y perturbador de los alumnos rebeldes o con problemas de comportamiento.
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